Alias, por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares
Hacía mucha falta a la literatura argentina contemporánea reunir en un solo volumen los escritos en colaboración de Borges y Bioy Casares, colaboración que arrancó en 1942 y terminó en 1974.
"Portento de inteligencia y malicia, la de Borges y Bioy Casares es una amistad literaria particularmente sarcástica, cuyos perdigonazos contradicen el manual de discreción y buenos modales que ambos escritores acataban en la escena pública. Pero es también un laboratorio, un espacio de producción y puesta a prueba de ideas, razones, hipótesis, modus operandi artísticos". Esto nos dice Alan Pauls en su largo Prólogo al libro, un excelente resumen de la impronta creativa de ambos autores cuando trabajaban en conjunto.
Para quiénes hemos leído los Seis Problemas Para Don Isidro Parodi, las Crónicas de Bustos Domecq y otros escritos, reencontrarnos con ellos después de tantos años nos despierta la misma admiración de entonces.
Lo fantástico (Bioy) y el humor (Borges) permean en todos los cuentos en los momentos menos esperados. La genialidad de comenzar los Seis Problemas con una biografía de Bustos Domecq y un prólogo escritos por otros dos personajes tan ficticios como él, la señorita Adelma Badoglio y Gervasio Montenegro, supuesto miembro de la Academia Argentina de Letras, confirman lo dicho por Pauls: Borges y Bioy se reían de todo y de todos.
De por sí, el hecho de que don Isidro Parodi resuelva crímenes y problemas desde su estrecha celda número 273 de la Penitenciaría, donde está condenado por un crimen que no cometió a la pena de veintiún años de prisión, lo hace un personaje singular. Más singular también es que personajes que son secundarios en una historia aparezcan como centrales en la siguiente.
No faltan en los cuentos el lenguaje popular, como tampoco el más "culto", los retruécanos, las opiniones prejuiciosas sobre algunas nacionalidades (italianos y judíos, p.ej) en boca de algún personaje, todo en contextos de misterio y de humor, a veces negro, pero siempre teñido de sarcasmo.
El volumen incluye dos guiones que les fueran encargados a Bioy y Borges: Los Orilleros y El Paraíso de los Creyentes. Dicen en la presentación los propios autores: "Sospechamos que la última razón que nos movió a imaginar Los Orilleros fue el anhelo de cumplir de algún modo con ciertos arrabales, con ciertas noches y crepúsculos, con la mitología oral del coraje y con la humilde música valerosa que rememoran las guitarras". Párrafo borgiano si los hay, que, al leerlo luego de tantos años, me hizo acordar a su Poema a Jacinto Chiclana, de 1965, luego convertido en milonga.
El propio Bustos Domecq prologa Un Modelo para la Muerte, de B. Suárez Lynch (la otra identidad de nuestros escritores), en un juego de personalidades que sigue la línea lúdica que atraviesa toda la obra de Bioy y Borges actuando como uno solo, y que se expresa también en la aparición de personajes ya vistos, como Isidro Parodi y Gervasio Montenegro, y otros a los que los autores estampan aliases como "Chamuyo al Pedo", "De las Aves Que Vuelan" y "Tracción a Sangre".
El mismo e inexistente Gervasio Montenegro prologa las Crónicas de Bustos Domecq en las que, entre otras genialidades, figuran los cuentos "Homenaje a César Paladion" (un plagiador serial de obras de la literatura universal, convertido en el argumento en un prodigio de las letras por sus propios colegas ); y "La Fiesta del Monstruo", una fulminante crítica al peronismo naciente, al militante violento de las barriadas, capaz de convertirse en asesino, junto a otros como él, de un muchacho judío de clase y educado, probablemente estudiante. La turba, saciada su necesidad de un sacrificio, procede a llegar a la plaza (de Mayo, aunque no se nombra) para asistir a un discurso de líder, el monstruo en cuestión, cuya referencia no deja lugar a dudas de que se trata del propio Perón.
Culmina el libro con las Nuevas Crónicas de Bustos Domecq y Otros Textos (que incluyen el curioso "La Leche Cuajada de La Martona" y dos argumentos que redactaron para dos filmes, "Invasión" y "Los Otros").
Alias no es una lectura para principiantes, su estilo y el lenguaje literario lo hacen una obra para lectores que conozcan las obras de ambos autores, quienes se amalgaman para producir algunos de los textos más fascinantes de la letras argentinas del siglo pasado.
Dice Alan Pauls: " De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron".
"Portento de inteligencia y malicia, la de Borges y Bioy Casares es una amistad literaria particularmente sarcástica, cuyos perdigonazos contradicen el manual de discreción y buenos modales que ambos escritores acataban en la escena pública. Pero es también un laboratorio, un espacio de producción y puesta a prueba de ideas, razones, hipótesis, modus operandi artísticos". Esto nos dice Alan Pauls en su largo Prólogo al libro, un excelente resumen de la impronta creativa de ambos autores cuando trabajaban en conjunto.
Para quiénes hemos leído los Seis Problemas Para Don Isidro Parodi, las Crónicas de Bustos Domecq y otros escritos, reencontrarnos con ellos después de tantos años nos despierta la misma admiración de entonces.
Lo fantástico (Bioy) y el humor (Borges) permean en todos los cuentos en los momentos menos esperados. La genialidad de comenzar los Seis Problemas con una biografía de Bustos Domecq y un prólogo escritos por otros dos personajes tan ficticios como él, la señorita Adelma Badoglio y Gervasio Montenegro, supuesto miembro de la Academia Argentina de Letras, confirman lo dicho por Pauls: Borges y Bioy se reían de todo y de todos.
De por sí, el hecho de que don Isidro Parodi resuelva crímenes y problemas desde su estrecha celda número 273 de la Penitenciaría, donde está condenado por un crimen que no cometió a la pena de veintiún años de prisión, lo hace un personaje singular. Más singular también es que personajes que son secundarios en una historia aparezcan como centrales en la siguiente.
No faltan en los cuentos el lenguaje popular, como tampoco el más "culto", los retruécanos, las opiniones prejuiciosas sobre algunas nacionalidades (italianos y judíos, p.ej) en boca de algún personaje, todo en contextos de misterio y de humor, a veces negro, pero siempre teñido de sarcasmo.
El volumen incluye dos guiones que les fueran encargados a Bioy y Borges: Los Orilleros y El Paraíso de los Creyentes. Dicen en la presentación los propios autores: "Sospechamos que la última razón que nos movió a imaginar Los Orilleros fue el anhelo de cumplir de algún modo con ciertos arrabales, con ciertas noches y crepúsculos, con la mitología oral del coraje y con la humilde música valerosa que rememoran las guitarras". Párrafo borgiano si los hay, que, al leerlo luego de tantos años, me hizo acordar a su Poema a Jacinto Chiclana, de 1965, luego convertido en milonga.
El propio Bustos Domecq prologa Un Modelo para la Muerte, de B. Suárez Lynch (la otra identidad de nuestros escritores), en un juego de personalidades que sigue la línea lúdica que atraviesa toda la obra de Bioy y Borges actuando como uno solo, y que se expresa también en la aparición de personajes ya vistos, como Isidro Parodi y Gervasio Montenegro, y otros a los que los autores estampan aliases como "Chamuyo al Pedo", "De las Aves Que Vuelan" y "Tracción a Sangre".
El mismo e inexistente Gervasio Montenegro prologa las Crónicas de Bustos Domecq en las que, entre otras genialidades, figuran los cuentos "Homenaje a César Paladion" (un plagiador serial de obras de la literatura universal, convertido en el argumento en un prodigio de las letras por sus propios colegas ); y "La Fiesta del Monstruo", una fulminante crítica al peronismo naciente, al militante violento de las barriadas, capaz de convertirse en asesino, junto a otros como él, de un muchacho judío de clase y educado, probablemente estudiante. La turba, saciada su necesidad de un sacrificio, procede a llegar a la plaza (de Mayo, aunque no se nombra) para asistir a un discurso de líder, el monstruo en cuestión, cuya referencia no deja lugar a dudas de que se trata del propio Perón.
Culmina el libro con las Nuevas Crónicas de Bustos Domecq y Otros Textos (que incluyen el curioso "La Leche Cuajada de La Martona" y dos argumentos que redactaron para dos filmes, "Invasión" y "Los Otros").
Alias no es una lectura para principiantes, su estilo y el lenguaje literario lo hacen una obra para lectores que conozcan las obras de ambos autores, quienes se amalgaman para producir algunos de los textos más fascinantes de la letras argentinas del siglo pasado.
Dice Alan Pauls: " De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron".